Y cuando abrió los ojos fue como si me
perdiera en la profundidad de un bosque. Como si, tumbado en el
suelo, observase los rayos del sol atravesar las hojas.
Entonces sonrió, apretando sus labios
rosados, y notando crecer el ritmo de mis latidos, terminé esbozando
mi propia sonrisa.
Deseé que se detuviera el tiempo y los
segundos se volvieron horas y nuestras miradas continuaron cruzadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario